Chamuel Un Nectar De Amor Para Tu Alma

¿SERA QUE DIOS SE OLVIDO DE MI?

En nuestra vida hemos experimentado situaciones muy agradables, también hemos vivido otras en la que hemos sentido que nos han quitado no sólo algún objeto material, sino nuestra Paz, Alegría, Amor, Satisfacción y Gozo. Sentimos que nadie nos puede consolar y caemos en depresión. Se puede permanecer en esta situación dañina durante muchos años, hasta convencernos que la vida es así, Dios se olvido de nosotros enviándonos ese sufrimiento por alguna razón aunado a la falsa creencia de que el sufrimiento nos acerca a Dios.

Personalmente creo, que uno de los conflictos internos que paralizan a la mayoría de los seres humanos, es no reconocer y sentir la presencia de Dios como el quiere que lo veamos. Un Padre amoroso que nos mira y ama a todos por igual, para él no existe favorito. Y nos preguntamos si esto es así, ¿porque existe tanta injusticia (según nuestra forma de ver), en nuestra vida? En este sentido es importante resaltar que además de los mandamientos de la Ley de Dios escrito en la Biblia, nuestra existencia en ESTE UNIVERSO SE RIGE POR 7 LEYES QUE LO GOBIERNAN EN ARMONÍA. Estas son: Mentalismo, Correspondencia, Vibración, Polaridad, Ritmo, Causa y Efecto, y Genero. Cuando estas se quebrantan la misma energía nos desequilibra en todo los niveles de nuestro ser. (Si quieres investigar sobre este tema te invito a leer el “Kybalion, de Hermes Trismegistro”). Hoy hablaremos de la Ley de causa y Efecto la cual establece lo siguiente: “Toda causa tiene su efecto, y todo efecto tiene su causa. Todo ocurre de acuerdo a esta Ley. El “cambio fortuito” es algo que no reconoce esta Ley. Hay muchos planos de causalidad, pero nada escapa a esta Ley.” 

La Biblia hace referencia en alguno de sus párrafos, por ejemplo:

“No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá”. Mateo 7:2

“Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abominan su alma: ¹⁷ Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, ¹⁸ El corazón que maquina pensamientos inicuos,
Los pies presurosos para correr al mal, ¹⁹ El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos”. Proverbios 6.16

Por esta razón, si queremos que nuestra vida sea placentera es imperioso que, nos hagamos responsables de nuestro comportamiento y no culpemos a Dios ni a los otros. Analicemos nuestras debilidades y fortalezas y replantémonos de ser necesario modificar muchas de nuestras creencias y actitudes negativas, las cuales envenenan nuestra alma y perjudican nuestro entorno. Para no seguir creándonos karma y lo triste de esto es que genéticamente lo arrastramos hasta nuestra quinta generación.

Lic. María Elena Vizcaya Brito.

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